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Mostrando entradas de julio, 2013

Quiero ser la lluvia al otro lado del cristal

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Lo malo del tiempo es que a veces pasa sin que pase nada más. Dan vueltas las agujas pero no consiguen escapar del reloj. Sigue meciéndome el mar, rugiendo las olas y despertándome las gaviotas. Sigues hablándome cuando me fijo en otro y desconectado cuando espero una respuesta.  De un momento a otro, cambias de nombre y de actitud. Te tambaleas entre el sí y el no , como si fueras una margarita viendo sus pétalos caer. Tal vez tú no sepas lo que quieras, pero yo lo tengo claro. Quiero que me cites, no que me recites. Quiero que amenaces con tirarme al agua. Quiero el vaivén de tus ojos. Quiero bailar contigo bajo la lluvia. Quiero que pongas la otra mejilla para que te bese. Quiero que me dejes tu chaqueta al volver a casa. Quiero despeinarme contigo. Quiero amaneceres y puestas de sol. Quiero compartir heridas de guerra. Quiero que me hagas llorar de la risa. Quiero gastar las tardes contigo. Quiero sorpresas. Quiero que me riñas por poner los pies en el salpicadero. Quiero cosq

Solo cuestión de lugar y de momento (VI)

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Te llamé varias veces pero no hubo respuesta. La habitación estaba fría y apagada y no había rastro de ti por ninguna parte. Recorrí el pasillo sintiendo como mis pies se hundían en la moqueta y apenas llegué a la esquina, pude ver cómo salías de aquella habitación que no era tuya ni mía.    Ni se me pasó por la cabeza pedirte explicaciones, pues lo único que conseguía cada vez que lo hacía era que te inventaras una nueva historia de ciencia-ficción. Sin embargo, en aquella ocasión fuiste tú quien tomó la iniciativa dispuesto a darme todo tipo de excusas y argumentos. Craso error, amigo. ¿Desde cuándo nos gusta que nos lo pongan fácil? Nunca admitiría que andaba buscándote. En cierto modo, es verdad... yo no te buscaba, simplemente te encontraba en el momento exacto. Te encontraba para empaparte de realidad y defender posiciones encontradas, para devolverte la fe en la humanidad rebatiendo tus argumentos ciegos. Poco menos que un milagro hacía falta para que te olvidaras de todo y

Por esos tiempos yo andaba siempre corto de tiempo (V)

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Te concedo un hueco en mi agenda para que me vendas una vida de inseguridad, de riesgos y callejones sin salida. No te doy más que unos segundos para que tu estrategia fracase, para que te des por vencido,  para que la perdición arrase. Bajaré la mirada mientras tanto, me reiré por no llorar, pondré entre la espada y la pared al maldito genio del azar. Te explicaré que ahora nosotros somos él y yo , que tú eres pretérito, que lo que tuvimos terminó. Me confundiré con el humo y te pediré por favor que me hables, que no me mientas, que no me guardes rencor. Aprovecharás mi tregua de silencio para preferir haber callado, para echar abajo mis cimientos, donde mi barco estaba anclado. Pretenderás que te crea sin pruebas ni coartada. Dirás que jamás me mentirías aunque nunca hayas demostrado nada. Te bastará esa vuelta de minutero para convencerme de que has cambiado, para meterte en mi cabeza, para hacerlo complicado. Recuérdame la próxima vez que

El tiempo dirá si al final nos valió lo dolido (IV)

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Mala hierba nunca muere y tú no ibas a ser menos. Tú, experto pirómano capaz de provocar un incendio a partir de las cenizas de lo que un día fuimos. Luchabas por convertir lo que un día fuimos en lo que un día seremos, conjugando mi vida en todos los tiempos posibles menos los perfectos, que eso de la perfección nunca fue muy nuestro tuyo ni mío. Mis buenas noticias te cayeron como un jarro de agua fría, haciéndote volver a  la fiebre de los nudillos ensangrentados y los espectáculos de violencia explícita. Puse tierra de por medio para intentar en balde que los nuevos recuerdos terminaran por desterrar a esa pequeña porción de memoria que aún compartimos, pero al volver seguimos buscándonos sin encontrarnos. Repetimos la táctica de la cortesía y las palabras secas para callar las cenizas del pasado. Recurrimos al sarcasmo y a la ironía, al reproche, a las preguntas retóricas, a los monosílabos, a los silencios... Desenterramos viejos fantasmas mientras nos recorríamos con la mi

He visto cosas que no entiendo y he entendido cosas que no se pueden ver

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He visto demasiados corderos con piel de lobo, de esos que gritan con rabia en vez de llorar y tienen sentimientos pendientes de estreno. De los que se ríen de las lágrimas ajenas pero tienen el corazón inundado de llanto, deseando que alguien achique toda esa agua. He visto sonrisas que duran segundos y consiguen iluminar vidas enteras. Sonrisas de mucho valor y poco precio, de las que se esconden tras preguntas y pasos de baile mientras juegan a no ser vistas. He visto manos que dicen más que cualquier palabra, que invitan a soñar y a sonreír, puede que incluso a ser más felices. Manos que me recuerdan que nunca es tarde para hacer lo que no hemos hecho y decirnos lo que no nos hemos dicho. Manos que invitan a repetir, a querer, a necesitar. Aprovecha lo que tienes lo que eres. La consumas o no, la vida caduca. Así que gástala y compártela, regálala a pedazos, complícala de vez en cuando, transfórmala cuando sepa a rutina, quiérela cuando se acabe la pasión, dirígela hacia tu