Fugitivos del deber
Debería
quitarme los guantes
para cazar
razones,
sentar la
cabeza,
dejar de
mirar las nubes,
no subirme
en el ascensor
si tú subes
ni intentar
dar color
a los
pájaros azules.
Debería estudiar
para mañana
en vez de
escribir por el ayer,
no guardar
el polvo
debajo de
la alfombra
ni jugar al
escondite con mi sombra.
Debería
aprender a cocinar
y a firmar
un lienzo
con
precisión milimétrica,
dejar de
ronear
y de
inventar comienzos
que
terminan estrellándose
en la
vuelta de calentamiento.
Debería practicar
más la
autocrítica que la crítica,
sentir
autocomplacencia,
ser
autónoma,
ser otra
máquina automática más,
un autómata
que
gestiona prioridades
con autoridad
férrea,
sin entrar
en divagaciones etéreas.
Pero
prefiero
aprender a
decir “te quiero”
en
vonlenska,
ir de corazón
en corazón
armando
gresca,
ser una
pésima optimista
y seguir la
pista
de todos
aquellos que jamás
llegaron a
su destino.
Prefiero
sembrar
y esperar
los frutos
que
colgarme medallas ajenas,
acortar los
lutos,
hacer
eternas las verbenas.
No quiero
ser buena en algo,
simplemente
ser buena;
aprender a
pedir perdón,
dejar para el teatro las escenas.
Prefiero luchar
contra tus
armas de seducción masiva,
vivir
despeinada
y mancharme
el vestido,
cazar tu
mirada esquiva
y amarte,
aunque no
sea contigo.
Prefiero
aquí y ahora
porque
estoy convencida
de haber
elegido la ruta adecuada
para vivir
mil vidas,
para salir
del mapa,
sacar los
pies fuera del tiesto,
sacarle a
la vida un corte de manga.
Prefiero acallar
a mi conciencia
cuando no
reconozco en ella
los
vestigios de mi voz,
estrenar
caminos con mis huellas
y no agobiarme
con las agujas
y su tic
tac veloz.
"Sometimes I just feel it's only me
who never became who they thought they'd be."
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