Todo el que aguarda sabe que la victoria es suya

Unos nos enseñaron a ser como todos, para cumplir con lo que se esperaba de nosotros. Otros nos enseñaron a ser diferentes, a llevar la contraria por norma, para destacar en todo momento. Pero no nos enseñaron a ser nosotros, con nuestras coincidencias y nuestras diferencias, tan iguales todos y tan distintos unos de otros, tan vulgarmente cotidianos y tan llenos de sorpresas. No necesitamos ser el niño en el bautizo ni el novio en la boda ni el muerto en el entierro; preferimos seguir vivos y de parranda, participando de la felicidad ajena, disfrutando del banquete aunque no sea en nuestro honor.

Unos dijeron que no nos preocupásemos, que cada uno tiene lo que se merece tarde o temprano. Otros nos invitaron a vivir en un permanente estado de lucha por conseguir algo que no tenemos. Pero nadie nos enseñó a respetar los tiempos, a ir por la vida sin prisa pero sin pausa, a no tropezarnos con los engranajes del reloj. Sólo la vida nos enseña que quien algo quiere, algo le cuesta. Y ese algo que tanto nos cuesta no es más que tiempo, esfuerzo y paciencia, mucha paciencia. Si no es a la primera, ya será a la segunda; si no es ahora, ya será después. Tal vez sea mejor esperar un poco para conseguirlo, quizás así lo logrado sepa mejor. 

Unos y otros, otros y unos, no somos más que nosotros. Contradiciéndonos a cada paso que damos, debatiéndonos entre el deber y el placer, intentando mejorar cogiendo atajos que nos llevan a calles sin salida, perdiendo por la boca toda la fuerza que no gastamos en querernos, quemando el tiempo en casas que no son hogares, resistiéndonos a tumbarnos en la vida y dejarnos mecer.

"It's you. Why is it always you and never me?
I've never dared to let my feelings free."

Comentarios