Era el tiempo de cada cosa a su tiempo (X)



De un tiempo a esta parte solo te pido eso: tiempo. Tiempo porque las cosas no son lo que parecían y necesito que me ayudes a descubrir dónde termina el escenario de este teatro que es mi vida y dónde empieza el patio de butacas. Ese tiempo que borra nuestras huellas para que no deshagamos lo andado, para que no volvamos sobre nuestros pasos, para que asumamos que agua pasada no mueve molino.


Unos segundos para mirarnos frente a frente, con las manos abiertas y la verdad escurriéndose entre nuestros dedos. Unos minutos para silbar mi canción favorita y bailarla contigo en la habitación 55. Unas horas de espera hasta que llegues y salga a recibirte con las ganas tatuadas en la piel. Y también días, meses, años y toda una vida… todo para llegar a entender tus para siempre.
 

Mientras nuestro siempre se demora, me tiendes la mano para acercarme a la poesía en su justa medida y a la desmedida justicia poética. Me sigue también con sed de justicia el hombre del traje gris, al que hasta el momento no consideraba más que un peón sometido a las órdenes de su rey. Pero parece que a este rey no le agrada la república independiente que hemos montado tú y yo en la habitación.
 

He de salir de estas cuatro paredes y adentrarme en los rincones del reino que me son ajenos y hostiles. Buscar, encontrar respuestas y largarme. No quiero nada más: ni sobresaltos ni malas noticias, ni fantasmas de crímenes que nunca cometimos, ni llamadas de auxilio, ni hombres de traje gris que tachen los días en su sucio calendario de bolsillo.
 

Aunque ya sabes que lo excitante de la vida es lo inesperado, las miradas que se persiguen entre la multitud, los dedos de hielo que recorren espaldas abiertas, la lluvia que ni cesa ni cala, las sonrisas al saber de ti, las piedras que lanzaste a mi ventana…
 

Se me escapan las cosquillas cuando te preocupas por mí, cuando eres mi paraguas en días de lluvia o mis gafas de madera en días de sol. Cuando las paredes tienen oídos y son testigo de mis secretos. Cuando cualquiera me encuentra, pero solo tú haces que me encuentre. Cuando te adelantas a mis anhelos sin colgarte medallas.
 

Cuando alguien eres tú. Porque lo eres. Eres muchas cosas y, aun así, hay tantas cosas que no eres. No eres quien dispara, ni quien muere matando. No eres quien deja morir un amor, ni quien pasa sin pensarlo de la intención a la acción. No lo eres y pienso que deberías saberlo; deberías saber que nunca te voy a pedir que seas alguien que no eres.
 

Porque me gustas con todos tus accesorios y nunca he pretendido que me dieras más que tu palabra. Tu palabra de que si me dices “Ven” y yo voy, tú te vuelves conmigo. La promesa de que serás tú quien me quite los restos de fracaso de la comisura de los labios, de que nadie podrá con nosotros (pero estuvieron muy cerca ayer).
 

Intentarán detenernos por todos los medios, advirtiéndonos de los peligros que tan sobradamente conocemos. Pero, ¿qué sabrán ellos del amor? Qué sabrán lo que es sentir si sus sentimientos son simulacros. Qué sabrán lo que son los celos si no han querido a nadie más que a sí mismos. Qué sabrán del desamor si nunca se han consumido como un cigarrillo en tu boca. Qué sabrán de los pequeños placeres inocentes si viven preocupados por la discreción. Qué sabrán ellos lo que escondes tras el último botón de tu chaleco…
 

Me gustaría creerte cuando me dices que lo tienes todo bajo control mientras te dispones a jugarte un destino fatal a cara o cruz. Siempre has sido un poco kamikaze en esto de los juegos de azar, no sé si por la adrenalina de lo inesperado o por pura majadería. Afortunadamente, no acostumbras a llevar nada suelto y no seré yo quien te fíe una moneda para que presagies que va a caer de canto.
 

Sin partidas a medias ni apuestas sobre la mesa, solo quedan tu cara y mi cruz, tu estrategia y mi suerte, tus comodines y mis ases en la manga, mi póker y la escalera que nos lleva a la habitación 55. Y aunque no deba, vuelvo a subir los peldaños, porque sé que puedo contar contigo, que tu puerta siempre va a estar abierta.
 "Change the game,
don't let the game change you."

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