A veces sol, a veces bruma

A veces adolezco de adolescencia
y te doy dos de cal por media de arena.
Agoto hasta tu última gota de paciencia
y por cualquier tontería me hierven las venas.

No soy capaz de retirarme a tiempo
y acumulo derrotas por incomparecencia.
Lleno mis horas con cualquier pasatiempo
que no me recuerde el color de tu ausencia.

Reniego de los ciegos que no quieren mirar
y de las mentes cerradas en banda.
Pongo las manos en el fuego por quien no me va a fallar,
me rasco los bolsillos e invito a otra tanda.

Me cuelgo de nuevo de Murphy y su ley,
que me susurra "Engánchate conmigo".
Me cuelgo de tu nuez, de tu porte de rey,
de cada vez que repites "seamos amigos".

Recuerdo tu rostro de humo y tu sonrisa peinada
en ese estado que ni es sueño ni es vigilia.
Afónica de tus besos, acertadamente equivocada,
intento formar parte de tu lista de filias.

Aunque a veces, en noches de tormenta,
haya quien intente culparos por los rayos,
no hagáis caso a ninguna afrenta
y haced de vuestra capa un sayo.

Al final todos buscamos lo mismo:
ser felices gracias o a pesar del resto.
Un amor brutal, emocional cataclismo;
mitad canalla desgarbado, mitad galán apuesto.


"Que duelen las horas en la oscuridad.
Que fumo diez mil cigarrillos,
que sé que mi voz quebrará."

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