6.343 km


La distancia no son horas de vuelo
ni kilómetros ni millas.
Es no estar ahí para levantarte del suelo
o aplaudirte cuando brillas.
Perderse el duelo,
la silla en Sevilla.
Plantar la semilla
y perderse las flores
de un árbol que crece al cielo
con la esperanza y el consuelo
de que vuelvan los colores
a germinar de nuevo
como una octava maravilla.

No se salva la distancia,
la distancia se condena
y se revisa la pena
en función de las circunstancias:
lo agradable de la estancia,
las ausencias a verbenas,
el peso de las cadenas,
dándole su justa importancia
a cada momento y problema.

La distancia se silencia
si se deja marchitar,
si se riega con menos frecuencia,
si no se entrena la paciencia
para saber esperar,
si se cree que es una ciencia
y se mide el recibir y el dar.
Se sentencia
si el querer se vuelve violencia,
si se convierte la ausencia
en no ser, más que en no estar.

La distancia no se cuantifica
ni justifica,
no se compara.
Si no, a ver cómo se explica
que más nos separan
treinta centímetros cara a cara
que seis mil kilómetros de Chicago a Marchica.

 "When you're always runnin', tryna make a connection
It's almost impossible to stay connected."

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