Yo sé bien que no hay olvido que pueda más que tus besos (XVII)
Estoy de vuelta,
pero han puesto precio a nuestra historia. No tenemos nada más que una vieja
sábana para tapar los recuerdos, protegiéndolos del polvo, pero no del olvido.
Un olvido tan necesario para borrar su sonrisa arrogante, su carcajada altiva, las
mentiras que escondía tras la fachada. Solo era el canalla que se adelantaba a
mis planes, cuya perturbada conciencia en llamas podría incendiar cualquier
océano.
¿Cómo ha podido
acabar con todo y fingir que no ha pasado nada? No quiero que nadie mire por mi
futuro, si no hay futuro al que mirar. En la casa que nunca fue hogar me espera
el hombre que nunca quise. Me habla de planes, de rutinas, de orden y control,
pero yo solo sigo a su lado para que sepas donde encontrarme. Ten la valentía,
atrévete, ven a verme. Acércate mientras todos siguen con sus vidas
programadas.
Solo puedo
mirarte de reojo, porque sé que, si te miro a la cara, no podré aguantar las
ganas de arrancarte el cigarrillo y llenarte de carmín la boca. No quiero
escondértelo, no me queda nada. He jugado todas mis cartas y han cerrado las
apuestas. Pero si me lo pides, si te la juegas por amor, si te atreves a querer
sin red, te diré que sí para siempre. Renunciaremos a las promesas de estabilidad
por el sueño de sobrevivir juntos en un mar de deudas.
Me dejaré llevar,
dejaré que conozcas cómo soy tras la coraza. Caminaremos juntos al margen de la
ley, burlando la lentitud de la burocracia para volver a meternos donde no nos
llaman. Seremos los reyes de la ironía y la sonrisa traviesa para esconder
nuestras metidas de pata. Nos mancharemos de barro hasta la sonrisa y no
seremos conscientes de haber encontrado la solución a los misterios.
Mientras tanto, él
seguirá otros rastros hacia ninguna parte. Se confundirá con los reflejos de
nuestro laberinto de espejos, sin ser capaz de distinguir la realidad. Verá mil
realidades que solo son parte de una gran imitación, un hatajo de trampas. Tal
vez se arrepienta de haber tenido la falsa cortesía de darme tiempo para
decidir en qué casa con vistas al mar quería encerrarme a pensar sobre un amor
que nunca fue tal.
La fe mueve
montañas, pero no es capaz de movernos unos centímetros para vivir abrazados,
temblando de dudas al mismo compás, sincronizando nuestra respiración hasta que
el miedo deje de ocupar un espacio entre nosotros. Inventaremos un código
secreto para mantenernos vivos; para poder gritar delante de todos lo mucho que
te quiero y que no se entere nadie.
En vez de rastros
y evidencias, nos chocamos con hostilidad y brutal insistencia. Parece que se
tuercen los planes y sí, seguimos juntos, pero cayendo hacia un pozo sin fondo.
Tú estas cavando tu propia tumba mientras un beso de judas marca la hora de tu
muerte o tu suerte. Tras pasar los minutos más largos e inciertos de mi vida,
han llegado a tiempo para salvarnos, pero los favores son un arma de doble filo
y volveremos a meternos en la boca del lobo que mató nuestros futuros.
Dicen que al
final cada uno ocupa su lugar y el nuestro está en los rellanos y las esquinas
que nos vieron demostrar qué es el amor sin necesidad de códigos secretos. El
mío está en tus dedos recorriendo el perfil de mis mejillas, dibujando mis
aristas. El tuyo está cuando apareces tan guapo tras el humo, sonriéndome como
si todo pudiera salir bien en este caos absoluto.
No sé qué mérito
tiene quererte si eres todo lo que una pudiera pedir. Si ya te quería antes de
conocerte. Si cuando te empecé a querer, empecé a conocerme. Si me enamoré de
ti antes de saber que eras aún mejor… Con frecuencia, lo más absurdo es lo que
guarda más verdad. Cuánta razón, qué absurdo es el amor.
"You steal the air out of my lungs,
you make me feel it."
Comentarios
Publicar un comentario