De citas

Un buen amigo en común
arregló la cita a ciegas
sin ningún “pero” ni pega
que tuviéramos aún.
Tú no tenías ningún
defecto visto o tirita
ni ninguna ex maldita,
solo buenas referencias
y no tuvo mucha ciencia
aquella primera cita.

Fue fácil aparentar
interés por tus movidas,
con las pistas escondidas
e intención de impresionar.
Los defectos camuflar,
adaptarme a tu perfil,
esconder mi lado hostil,
ser la primera impresión
que encaja a la perfección
con tu idea de redil.

La primera, pan comido;
la segunda, la verdad:
te sobra la vanidad
y mi ego se ha perdido.
Mi candor no es bienvenido
en un mundo de apariencias,
tierra plana y pseudociencia,
donde cualquier charlatán
se vende como Don Juan
ocultando sus carencias.

Al final, la misma historia:
tú no me conoces bien,
la idea no es tan fetén
y tu oferta no es mi gloria.
Tu expresión, premonitoria
de que nada alcanzaremos
si siempre pierden los buenos:
su historial me ha impresionado,
su valor, más que aprobado,
pero ya le llamaremos.
 
 
"They told me all of my cages were mental
so I got wasted like all my potential".  

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