¿Será esto el fin? (XIX)

Seguimos trabajando en eso de mirar la vida diferente, y probamos con el resto de sentidos. Si tuviera que quedarme con uno, me quedaría a vivir para siempre en tu tacto. Entrelazaría mi mano con la tuya y estaría así toda la vida, con mi dedo corazón atado al tuyo sin separarse y mi corazón latiendo al ritmo del tuyo sin pararse. Disfruto más dibujando tus constelaciones que mirando las estrellas; siempre fui más de mirar el reflejo de la luna en tus ojos que la propia luna. A veces nos empeñamos en mirar arriba cuando lo bonito es el suelo: el barro en los zapatos, el agua de la orilla mojándonos los pies, las raíces, la piedra con la que siempre quiero volver a tropezar…
 
Eres un oasis, una escapada de la rutina a la que prometo no tardaré, mientras pienso que ojalá tardase toda la vida. Eres el juego y la trampa. Ponme en el tablero y sácame a jugar. Bailemos como piezas de ajedrez en los azulejos del baño. Pintemos de color el monocromo en nuestras partidas y venidas, por todas las veces que me cansé de partir entera y volver partida a la mitad.
 
Yo que nunca sé cuándo formo parte de esa primera persona del plural o cuando soy una conjunción que no une nada. Yo que quiero seguir siendo la primera persona a la que llamas cuando descuelgas el teléfono. Yo que no quiero más jugadas ni variantes. Yo que no quiero que mi vida dependa de qué lado de la red cae la pelota. Y tú que tambaleas mis cimientos y baldosas. Tú que avanzas pala en mano ignorando si estamos cavando nuestra propia tumba o desenterrando nuestro tesoro. Tú que estás al otro lado de la barra con las mangas por encima de los codos y el pelo revuelto, tú puedes servirme lo que quieras. También puedes refrescarme aquello de la impresión que causo cuando entro en tu local; me gusta oírtelo decir, aunque no creo que sea para tanto.
 
Algunas mezclas solo deberían admitir tus manos. Sírveme despacio que tengo prisa: tengo muy poco tiempo y mucho que olvidar. Tengo que olvidar que me duelen los principios y me comen las ansias. Tengo que dejarme olvidada la vergüenza de no atreverme a mirarte más de dos segundos sin bajar la mirada a la copa. También te mueves como pez en el agua en este lado de la barra. Brindemos por ello. Brindemos por los objetivos que no se han cumplido y por los que no se van a cumplir jamás. Brindemos por no llegar a querernos a tiempo.
 
Porque la ley estaba de nuestro lado… hasta que empezamos a necesitarla. Hasta que llegaron las llamadas del infierno. Lo legítimo, pero no legal. Las pruebas imposibles, los nunca suficientes. Las veces que te pedí que me abrazaras y me dijeras que todo iba a salir bien, pero tú solo supiste abrazarme sin decir palabra. Para conducir en el infierno hay que ser amigo del diablo, así que divirtámonos con él. Tengo sospechas de que todo puede salir mal, pero no alternativas.
 
Dicen que no es prudente entrañar amistad según con qué personas. ¿Pero quién ha dicho amigos? Yo solo quiero que me saques a bailar como si lanzarás una peonza, para que las vueltas de la realidad se acerquen a lo que me haces sentir. Quiero ser feliz contigo y a pesar de ti. Quiero vivir por la posibilidad de poder volver a quererte como el primer día. Quiero habitar en el eterno conflicto entre las ganas de escucharte y las de besarte. Quiero que ´siempre´ me sepa a poco.
 
Duele más el silencio de los cómplices que el grito del criminal y duelen menos las heridas que la guerra abierta entre los dos. Al final nuestro paraíso se ha vuelto un campo de batalla. Volver a lavarte el dolor, volver a nadar entre metralla. Me aterra verte así, tan lleno de rabia, casi tanto como a ti mismo te aterra verte de esa manera. Estás matando al mensajero sin siquiera escuchar el mensaje. Que vengan a por ti o serás tú quien acabe yendo a por ellos.
 
Conozco tus ganas de quedarte solo cuando se te cae el mundo encima. Cuanto te pones a la defensiva y todos tus problemas están cortados por el mismo patrón. Cuando no puedes bailar al ritmo de la banda mientras se hunde el transatlántico. Puedo sentir tu dolor como propio y no quiero estar ahí cuanto todo acabe. No quiero sentarme a ver cómo bajan el telón ni resignarme a vivir la vida que me ha tocado vivir, una vida sin ti. 
 
Si negarte es salvarte de este final, te negaría las veces que hiciera falta antes de que cante el gallo. Tú mantienes la idea romántica de que solo existimos nosotros luchando contra el mundo, pero yo no soy capaz de olvidarme del resto. Confiaría en ti de por vida y te confiaría hasta mi vida, pero necesito tiempo. Siempre me he sabido muy cobarde y ya estoy tirando el champán por el desagüe ante la escasez de razones para celebrar. Cada vez que desapareces solo me queda el misterio y creo que nunca llegaré a conocerte del todo.
 
Era como un disparo en el pecho. No llegó a quitarme la vida ni me hará más daño alojado entre costilla y costilla, pero intentar sacarle de ahí podría tener consecuencias fatales. Todos nos hemos enamorado alguna vez de quien no debíamos y hemos acabado rompiendo el espejismo al darnos cuenta de que esa no era la persona más importante. Porque un recuerdo no puede estar por delante de la realidad y yo solamente me enamoré de lo que un día fue. Supongo que con el tiempo se me pasará. Dejaré de pensar en viejos fantasmas y dejaré de sentir lo que no debo. Dejaré de desvelarme siempre a la misma hora de la madrugada y verle. Me iré dejando arder nuestra vieja casa en llamas, sin prisa por llegar al infierno y sabiendo que él llegará antes.
 
Prefiero no tener nada que batallar y preparar contigo la última noche del mundo. Bailar un vals y colocarte la mano en mi espalda. Beber para borrar y para crear nuevos recuerdos. Acabar tan mareados que no sepamos dónde poner las manos ya. Que tú no sepas si darme las buenas noches o los buenos días mientras me despides apoyado en el marco de la puerta, y yo no sepa si es por las horas o por el alcohol. Hagamos un desfile de amor por las terrazas en vez de un paseo de la vergüenza y convirtámonos en la comidilla de las miradas cómplices y las incrédulas.
 
Fin… o no.

"About the world ending and the scale of my ambition
And how much is art really worth."

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