Si desde el corazón a los dedos... (XIV)
Cerré la puerta con cuidado, renunciando al poder y los lazos que me ataban a otros corazones. Preferí recrearme en las ruinas de nuestro amor y luchar contra viento y marea, cargando a la espalda culpas ajenas y empeñando mis siete vidas por un rincón donde poder quererte. Tú, tan lleno de contradicciones, secaste las lágrimas de tu enemigo y le salvaste la vida a quien podía quitártela de un soplido. Eras el lunático con los pies mejor plantados en la tierra y sabías que, a veces, lo más cabal y razonable era ejercer nuestro derecho a la locura. Yo siempre te había considerado mi punto débil, pero tú hacías méritos para convertirte en mi punto fuerte. Me descolocabas cuando convertías las adversidades en retos. Siempre diste la cara y te la jugaste por mí, mientras otros preferían ver los toros desde la barrera. Sabías ponerte en mi piel y fabricar la sonrisa perfecta para cada ocasión, pero pronto descubrí que no eran más que simulacros. Tus delirios revelaban la ve...