Y a ver, ahora, ¿quién se anima a parar esta locomotora? (XVI)
Empieza la cuenta atrás. Tres. Dos. Uno. Arde el telón. ¡Feliz comienzo por los aires! Se encienden las luces en el patio de butacas. No me busques, que ya no estoy. No sé si me he ido huyendo o dejándome llevar. Sé que no merece la pena correr tras una quimera. Todo lo que parecía importante ahora es solo metralla, un rastro imposible de seguir, una hilera de pólvora mojada de lágrimas. No quiero ni necesito nada de pasados independientes o en común. Sé que hubo otras obsesiones, otras espinas, otros pretéritos, pero nunca llegaré a conocerlos realmente. Sé que volverán, porque el pasado siempre llama dos veces. Tiene las armas y las respuestas a las preguntas que no quiero escuchar. Tal vez tiene algo más, pero no estoy dispuesta a caer en la nostalgia de su chantaje. Algo despierta en estos recuerdos. Una alerta del subconsciente que apunta a punta de pistola a un amor que ya llevaba años muerto. Muerto por desprecio, orgulloso de su incapacidad amar. Un amor que no toc...