No hay yo en el equipo

"El baloncesto es mi refugio, mi santuario. Vuelvo a ser un niño en el patio. Cuando llego aquí, todo es bueno"
K.Bryant

Efectivamente, todo es bueno. Y aquí estoy yo, abriendo mi baúl de los recuerdos del baloncesto.
Encontrándome con el tacto granuloso de aquellos balones naranjas 120; con los oídos chirriando por el incesante sonido de las botas en el parket; me encuentro con las huellas de las manos sucias en la camiseta blanca al entrenar bajo la lluvia; con los castigos a tocar el frontón; con los mil y un juegos y ejercicios (la araña, el futbasket, el ¿"jumbol"?); con las victorias y con las derrotas; con entrenadores y métodos; equipos y amigos; peligros y rivales; con la adrenalina de la competición...
Rebuscando un poco mas tan solo descubro la satisfacción de haber podido jugar tantos años a este deporte cuyos secretos uno nunca logra llegar a conocer por completo.

No obstante, tras unos añitos de experiencia, me dispongo a desmentir ciertos falsos rumores sobre el baloncesto.
1.- Los 40 minutos de juego 
No se juegan únicamente 40 minutos de partido. El reloj se para, pero el jugador se mantiene en tensión; hay que saber aprovechar los tiempos en que el reloj no corre para tomar ventaja del rival, para desequilibrar y no ser desequilibrado.
2.- 5 estrellas individualistas ganan un partido
El baloncesto, como cualquier deporte de equipo, requiere interacción entre los jugadores. El que hace jugar a los demás es más valioso que el que juega; es imprescindible transmitir confianza, asumir nuestro rol en el equipo, reconocer nuestras limitaciones y errores y ayudar a los demás a superar los suyos.
3.- Gana el que juega mejor - El que más mete es el que mejor juega
Como en todo, el azar puede inclinar la balanza hacia el lado equivocado. Ya puede el equipo mostrar una defensa perfecta, agobiante; unos movimientos sin balón acertados, leyendo los huecos; una lucha constante en cada posesión... que si el balón no se decide a pasar por el aro, el esfuerzo no se verá plasmado en el resultado.
4.- El factor campo no es importante
¿Cómo no va a ser importante? Que sí, que sí, que los campos tienen que cumplir unos requisitos.. ¡pero no todos son iguales! Cambiar de un aro de bordes redondos y pulidos a uno con los bordes rectos influye y mucho; tener que recorrer más metros para llegar a canasta influye (y cansa); tener que aguantar a algún cafre entre el público influye (y desmoraliza)...

Una vez aclarados estos asuntos poco trascendentes, demos por finalizada la entrada con unos agradecimientos.
Gracias a los entrenadores que me han aguantado a lo largo de todos los años: a los que me inculcaron la pasión por este deporte, a los que acabaron triunfando internacionalmente, a los que me hicieron sudar la gota gorda para rendir al máximo, a los que confiaron demasiado en mi, a los que me acompañaron de copas o de *cafeses, a los que supieron premiar un buen entrenamiento; a todos ellos y a los que vendrán.
Y ya no digo gracias, sino MUCHAS gracias a mis compañeras (compañeros solo tuve en benjamines) de equipo: a las que aguantaron mis canciones y gritos, a las que se rieron con mis chistes, a las que sufrieron alguna caída o avería por mi culpa, a las que confiaron en mis posibilidades, a las que supieron pararme los pies; a las que me sorprendieron; a todas ellas y a las que vendrán, muchas gracias.

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