Sin anillo ni contrato

Sorprende encontrar abrazos que no incomodan;
sonrisas no forzadas y despistes que enamoran.
Porque hay personas que no necesitan accesorios,
que irradian naturalidad sin tapujos ni envoltorios.


Leves manchas de elegancia en la camisa,
conversaciones que fluyen sin ninguna prisa.
Amantes de la melomanía y otros vicios baratos,
de caras que fingen no haber roto un plato.


Brindar por esa filosofía del día a día,
de estar en otras vidas conservando la mía.
Respetar tiempos, respetar espacios;
suplicar al reloj que vaya más despacio.


Pequeñas particularidades, minúsculos detalles
que hacen que cuerdos como yo sonrían por la calle.
Hablo del encanto innato, inseguro novato,
que no necesita para ser feliz ni anillo ni contrato.


"Gente que se cruza para no volverse a ver;
amigos que se alejan y desaparecen;
amores transitorios como el cuarto de un hotel
y otros que se quedan para siempre."

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