Cada vez más tú y cada vez más yo

Comprendí que la
cordura está sobrevalorada, que los
cordones están mejor desatados y las
caderas, en movimiento.

Caminé tras de ti, ataviado
con tu cazadora vintage, mientras
cocinaba todas las recetas para 
conquistarte.

Consentí que me miraras sin verme, que me
clavaras la mirada para
conseguir mis favores, que me
calaras de alcohol solo con tu aliento.

Cedí a tus 
caprichos, te eché uno y mil
cables, te convertí en el
culpable de lo utópico de mis proyectos. 

Cinco minutos bastaron para 
caer en la cuenta de que no fueron las
circunstancias, sino tus ojos
callados, los que me 
cazaron de improviso.

Concluí el plazo de indultos 
cansada de
círculos viciosos, de la
ceguera del que no quiere ver, de atar
cabos sueltos a tu alrededor, de pagar tu
caché, de tener que 
concertar cita 
cada vez que quería verte.

 "Soñar no cuesta nada más que tiempo."

Comentarios