Hay tabúes, hay besos... (III)

No hay partidas guardadas
ni comodines ni marcha atrás,
ni porqués para quedarse,
ni tal vez ni quizás

No hay corsés que opriman
ni compromisos que aten,
ni pupilas que supliquen perdón,
ni amores que maten. 

No hay coartadas que nos separen
ni pisadas en los bailes,
ni juego en el que perdamos,
ni castillos en el aire.

No hay demoras, no hay retrasos
ni excusas ni pretextos.
Somos nosotros, es aquí, es ahora,
nunca habrá mejor contexto.

¿Por qué echas mano de la decepción?
¿Para qué nos miramos si no nos vemos?
Teníamos todo sin tener nada
y mira lo que hoy tenemos.

Hay oportunidades que no llegan
y razones insuficientes;
hay reproches irrefutables
y habitaciones independientes.

Hay un usted donde había un
y una distancia donde no había nada;
hay alguien que llega siempre tarde,
hay apatía y hay desgana.

Hay algo que llaman justicia,
que es de todo menos poética, 
hay almohadas que recogen lágrimas,
hay cinismo y falta de ética.

Hay un rechazo a la memoria
y medidas desesperadas;
hay miradas que arden por dentro,
pero por fuera están heladas.

Hay espaldas cerradas
y heridas abiertas;
hay planes deshechos
y mentiras encubiertas.

Hay vueltas de tuerca
que no llevan a ningún lado,
hay intentos de hacer algo
que siempre son en vano.

Hay un siempre que nunca llega
y un no que fue en su día;
hay tanto que das por supuesto
y que no deberías.

Hay oídos hartos de escuchar
siempre las mismas promesas,
hay palabras vacías 
y emociones presas.

Hay labios gastados
de eludir responsabilidades
y hay quien se cree poseedor
de las más firmes verdades.

Hay errores que cuestan una vida
y vidas que se miden en errores;
hay amenazas, hay ultimatos
y prohibitivos favores.

Hay momentos que nunca terminan,
hay adictos y reincidentes;
hay que morderse la lengua
y apretar bien los dientes.

Hay deberes imperdonables
y desequilibrio en la balanza;
hay velos que no tapan el miedo,
hay celos inoportunos y hay venganza.

Hay suspiros que dejan vacíos
y golpes que quitan el dolor;
Hay sonrisas cosidas a base de engaños
y un hombre derrotado tirado en el salón.

"Pero siempre hay borrachos con babas que le recuerdan quién fue:
el más joven maestro al piano vencido por una mujer."

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