Solo cuestión de lugar y de momento (VI)

Te llamé varias veces pero no hubo respuesta. La habitación estaba fría y apagada y no había rastro de ti por ninguna parte. Recorrí el pasillo sintiendo como mis pies se hundían en la moqueta y apenas llegué a la esquina, pude ver cómo salías de aquella habitación que no era tuya ni mía.
  
Ni se me pasó por la cabeza pedirte explicaciones, pues lo único que conseguía cada vez que lo hacía era que te inventaras una nueva historia de ciencia-ficción. Sin embargo, en aquella ocasión fuiste tú quien tomó la iniciativa dispuesto a darme todo tipo de excusas y argumentos. Craso error, amigo. ¿Desde cuándo nos gusta que nos lo pongan fácil?

Nunca admitiría que andaba buscándote. En cierto modo, es verdad... yo no te buscaba, simplemente te encontraba en el momento exacto. Te encontraba para empaparte de realidad y defender posiciones encontradas, para devolverte la fe en la humanidad rebatiendo tus argumentos ciegos. Poco menos que un milagro hacía falta para que te olvidaras de todo y te dejaras de historias, para que soltaras ese lastre que te impedía confiar en mí ciegamente.

En busca de soluciones, pasamos horas y horas entre libros y cuadernos. Tú no parabas de pasar páginas, devorando un libro tras otro, con esa voracidad de investigador compulsivo. Yo, mientras tanto, buscaba un poco de oxígeno entre esas cuatro paredes y hacía lo posible por mantenerme despierta.

Salvarte el pellejo formaba ya parte de mis quehaceres diarios y para encontrarnos ya no hacía falta buscarnos. En el fondo no éramos tan distintos y ninguno de los dos podíamos resistirnos a un poco de drama. Agitamos un poco los recuerdos y pudimos sonreír tímidamente, como si nos avergonzáramos de ser felices así, de una forma tan sencilla, estando uno al lado del otro.

Cada vez que me hablaban de ti me moría de ganas por buscarte y romper con lo establecido. Si no acababa con el maldito perímetro de seguridad, alguien acabaría por hacerte caer en sus redes. Alguien que no iba a ser yo, que apreciase realmente todo lo que vales, alguien que tal vez te mereciese más, puede que alguien más afín a ti... simplemente alguien, otra cualquiera.

No hacía falta que derramara una sola lágrima para que te dieras cuenta de que algo andaba mal. Tenías ese don de estar en el momento adecuado, dispuesto a todo, renunciando a tus preocupaciones para ayudarme con las mías, quitándome un peso de encima, aliviando mi dolor mejor que cualquier analgésico, haciendo que deseara la tristeza si suponía tenerte a mi lado.

"The great moments of your life won't necessarily be the things you do, they'll also be the things that happen to you. Now, I'm not saying you can't take action to affect the outcome of your life. You have to take action, and you will. But never forget that on any day, you can step out the front door and your whole life can change forever. You see, the universe has a plan kids, and that plan is always in motion. A butterfly flaps its wings, and it starts to rain. It's a scary thought but it's also kind of wonderful. All these little parts of the machine constantly working, making sure that you end up exactly where you're supposed to be, exactly when you're supposed to be there. The right place at the right time"

Comentarios