La culpa

La culpa no es de uno si la cosa va de dos.
¿Es culpa del que habla demasiado o del que no está dispuesto a escuchar?¿Quién es menos culpable: yo por no hacer lo que tú quieres o tú por no querer lo que yo hago?¿Quién es el responsable de la demencia: el que amó hasta volverse loco o el que volvió loco a quien amó?

Resulta que, en los asuntos de pareja (y en tantas otras cosas más) no hay blanco ni negro, sino que todo se vuelve de un confuso gris. Y, despuntando entre los grises como un pico de montaña entre la niebla, surgen las preguntas y las dudas. Dudas que se cuelan por donde no deberían, asaltando los frágiles recuerdos.

Al final, parece que siempre es lo mismo: el inocente, culpable y el culpable, inocente.
El inocente se llena de remordimientos, acusándose cuando nadie más le acusa y buscando culpas que nadie le ha impuesto, para cargar con ellas sobre sus hombros.
El culpable se libera de la carga que le fue impuesta, ignorante de las consecuencias, carente de remordimiento alguno y libre consigo mismo, a pesar de los dedos acusadores que le señalan.

"Creo que tenés razón: la culpa es de uno cuando no enamora
y no de los pretextos ni del tiempo."



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