Agenda completa

Entre todas las cosas importantes dignas de agradecer a mis padres, hoy querría hacer especial hincapié en aquella interminable lista de actividades que ocuparon mi tiempo libre desde que era pequeña. Actividades que me ayudaron a forjar mi carácter, a organizar mi tiempo y a definir, poquito a poco, unos gustos y aficiones determinadas.


Cuando apenas tenía 6 años me apuntaron a clases de tenis, de música y de pintura, a atletismo y a baloncesto. ¿Y sabéis qué? Si por mi fuera, me habría apuntado a un sinfín de actividades más, pero supieron frenarme los pies.


Vayamos una a una.
La rotura de los radios de mis brazos izquierdo y derecho sirvió como excusa para abandonar una carrera como tenista abocada a la mediocridad, cuyo mayor logro fue conseguir sacarme de la cama un sábado por la mañana.
Mis andanzas musicales duraron unos cuantos años más que las tenísticas, aunque finalmente mi falta de oído se impuso a mi sentido del ritmo ("Tiene talento pero estudia poco" decían para motivarme)
El mismo año que dejé la música abandoné la paleta, el lienzo y el pincel. No volví jamás a pisar aquel entrañable taller de arte donde el olor de aguarrás se mezclaba con el sabor de aquellos exquisitos caramelos de Coca-Cola. 
En cuanto al atletismo, pasados los años lo cambié por el voleibol (parece que ya desde pequeña comencé a inclinarme por los deportes de equipo). Escondites a lo grande y excursiones fuera del colegio amenizaron mis años de atleta, en los que no frecuenté competiciones oficiales (recuerdo mi primera y última prueba de lanzamiento de peso, en la que me descalificaron por no pegar la bola al cuello; gajes del oficio)
Como ya he mencionado, luego vino el voleibol, que me daría grandes alegrías (torneo en Lisboa, preselecciones, arbitrajes de Mikiolimpiadas, voleyplaya...) y algunas decepciones, sobre todo por el gusto amargo de un abandono precipitado.


Por último, el baloncesto; la única actividad que superó el pasar de los años y que aún practico (aunque, tras tantas semanas sin jugar, se me está empezando a olvidar). Podría enrollarme, pero el baloncesto, sin lugar a dudas, merece un capítulo aparte. Y eso, es otra historia...


Éstas y otras son las cosas que hacía Cuando era más joven

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