¿Un baile de ilusiones?

En vísperas de la PAU y repasando Lengua Castellana y Literatura, aparecen las lecturas obligatorias. Y, entre ese tótum revolútum de letras y perspectivas sin conexión alguna, aparece como por arte de birlibirloque un tema común en varias de ellas: las ilusiones fracasadas.

Así que hablemos de ello. Hablemos de la ligera (o no tan ligera) diferencia entre una ilusión y un proyecto.

No es extraño en absoluto que fracasen las ilusiones. Las ilusiones son sueños, caprichos temporales, castillos en el aire. Aquel "De mayor quiero ser astronauta" o, en mi caso, "De mayor quiero ser cantante" que se olvidan en un cajón; son intentos de construir una casa sin cimientos, esperanzas de ser tocados por una varita mágica y conseguir las cosas sin esfuerzo alguno.
Las ilusiones son fines aislados, fines a los que no ponemos medios.
Ya lo escribió Juan Rulfo: "¿La ilusión? Eso cuesta caro." Y tan caro que cuesta: se convierte en un desafío constante, en una salida de emergencia exclusiva para cuando falle todo lo demás, en una maleta cerrada con la que cargar.

Lo realmente frustrante es que fracasen los proyectos. Los proyectos también son fines, pero cuentan con medios. Los proyectos no son sueños irrealizables; absorben nuestro esfuerzo, nuestro tiempo, nuestra energía, nuestro talento (en el caso de tenerlo) y todo aquello que estemos dispuestos a entregar para llegar a la meta. Desgraciadamente, los proyectos fallan y las cosas no salen cómo pensábamos. Insistimos, nos damos cabezazos contra la pared, pero no siempre se cumple aquello de que "El que la sigue, la consigue". A veces por falta de talento, otras veces por falta de suerte, pero nunca por falta de esfuerzo, de ganas o de ambición.

Entonces, ¿qué hay que hacer?. Está claro: hay que hacer proyectos.
Porque las ilusiones que se cumplan por arte de magia pueden desaparecer del mismo modo; porque lo conseguido por suerte sorprende, pero no es lo mismo.
Así que hagamos proyectos porque, tarde o temprano, alguien reconocerá tu esfuerzo, aunque no sea como tu esperabas. Porque la capacidad de sacrificio hace encontrar oportunidades en cada esquina, aunque haya que saber verlas.
Porque "la vida te lleva por caminos raros" y hay que estar preparado para lo que venga y para quien venga. Porque lo conseguido con esfuerzo sabe mejor. 
No nos dejemos llevar por la corriente hacia alguna isla paradisíaca; cojamos el timón, instalemos el GPS e introduzcamos destino.

"¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son."

             Calderón de la Barca


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